El mal uso de las palabras

Y el poder que ejercen en nuestra mente

«Eres lo que te dices a ti mismo todo el día»

M. Tomasena

Las palabras que utilizamos con mayor frecuencia son las palabras que crean nuestra realidad emocional, por ende, nuestro entorno. Este concepto no está arraigado aun en el pensamiento cotidiano por eso debemos tomar las precauciones necesarias al momento de elegirlas para comunicarnos con otras personas o con nosotros mismos.

Hay palabras que se ponen de moda y repetimos sin pensar en su significado y mucho menos en el efecto que esta repetición puede ocasionar en nuestra mente.

En muchos lugares es común escuchar a las personas cuando están con los ánimos bajos, decir que están «depres». La depresión es un trastorno emocional que causa un sentimiento de tristeza constante y una pérdida de interés en realizar diferentes actividades. Afecta los sentimientos, los pensamientos y el comportamiento de una persona, e incluso, puede causar una variedad de problemas físicos y emocionales. Tiene un tratamiento a largo plazo y es considerada una patología ya que en muchos casos es necesaria la medicación. Hago esta aclaración necesaria ya que la repetición de las palabras lleva a la mente a creer que algo «es» y actuará como tal poniendo en peligro nuestra salud física.

Debemos aprender la importancia de poner a cada emoción, a cada sentimiento, la palabra adecuada. Es decir:

Si estoy aburrido o aburrida, no estoy depre.

Si estoy cansado o cansado, no estoy depre.

Si estoy triste por algo pasajero no estoy depre.

Si me siento desganado o desganada, no estoy depre.

Si estoy disconforme por algo, no estoy depre.

Estoy manifestando estados de animo o emociones que son pasajeras, por lo tanto no deben ser confundidos con algo mas complejo como una patología. Generalizar puede ahorrarnos tener que dar explicaciones, pero dejamos de pensar en nuestro bienestar. Recuerden que la repetición nos terminará llevando indefectiblemente a ese lugar.

Aprendamos a identificar lo que nos pasa y a poner el nombre real. Una emoción o un estado de ánimo no son lo mismo que una patología.

Otro mal uso que hacemos de las palabras es cuando repetimos » tengo problemas de salud». No se puede tener problemas de salud porque todos deseamos tener salud. Lo que tenemos son problemas de enfermedad. La enfermedad es la causante de los síntomas, es la que nos lleva al médico, no la salud. Entonces el buen uso de las palabras puede mejorar nuestra calidad de vida. La emoción es anterior a la razón y es la guía de nuestras vidas.

Es de gran importancia ser conscientes del enorme poder que tiene el uso del lenguaje negativo. Cuando escuchamos o leemos algo negativo, nos ponemos en guardia y nos volvemos más cautelosos. Emociones como la ira, la culpa, el miedo activan en nuestro cerebro las conexiones del NO y nos convierte en menos optimista permitiendo que las palabras con efectos negativos lleguen de manera más fluida a nuestro consciente. Es por esto que cuando algo nos sale mal y comenzamos a rumiar desde la primera hora de la mañana que todo está mal, alimentamos esa idea y ¿Cómo creen que saldrán las cosas? Exacto.

Poner freno a nuestros pensamientos negativos es muy importante para que todo comience a mejorar.

Algo que se escucha muy a menudo también es «sufro por amor». El amor es el sentimiento mas maravilloso sobre la tierra. Nadie sufre por amor, todos ansiamos ser amados. Lo que sucede es que el amor es tan placentero que cuando no lo tenemos más, sobre todo de la persona que nos lo hizo conocer, sentimos que todo se derrumba a nuestro alrededor. Pero no es el amor el que provoca eso. Es el desamor. Sufrimos por desamor, por vacío emocional, por ausencia.

Hay muchas frases y palabras mal utilizadas en nuestro vocabulario. Conocer el grado en que afectan la realidad es imprescindible para mejorar nuestra vida y nuestras relaciones.

Las palabras son poderosas, lo explica de manera excelente Mariano Sigman en su libro «El poder de las palabras», y depende de cómo las utilicemos, actuarán como anclas en nuestra mente.

«Las palabras tienen el poder de transformar el cerebro»

Mariano Sigman

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