¿De qué palabras está construida tu realidad?

Emociones

Ser conscientes que estamos hechos de palabras es el primer paso (y diría que el principal) para construir nuestra historia. Nuestra realidad está conformada por las palabras que utilizamos más a menudo, a su vez esas palabras construyen emociones con las cuales vivimos nuestro día a día, por eso es muy importante ser conscientes de la construcción de nuestro lenguaje.

Un lenguaje de queja permanente, de negatividad, de enojo, de señalar sólo los errores, comprime nuestro cerebro, limita nuestras posibilidades, nos reduce el campo de visión del mundo, logrando una percepción equivocada y adversa de nuestro entorno. Las palabras negativas nos llevan a la construcción de pensamientos negativos y atrapan nuestra memoria, se adueñan de nuestro tiempo haciendo que los momentos dañinos duren más.

El lenguaje positivo, en cambio, tiene la enorme capacidad de desarrollar nuestra inteligencia, abre caminos, nos acerca a la luz del pensamiento, a la paz, a la tranquilidad. El lenguaje positivo es apto para extraer lo mejor de nosotros mismos, nos lleva a estar predispuestos para ayudar, a ser solidarios, a escucharnos con atención.

Sin embargo, pareciera que al llegar a la adultez nos empeñamos en dejar de sonreír, dejamos de ser espontáneos y adiestramos un yo rígido que se olvida de la emocionalidad, esconde sus miedos, sus lágrimas y hasta se limita para reír a carcajadas, sobre todo en la vía publica, por temor a pasar vergüenza.

Vivimos agobiados y trasladamos el agobio a nuestro entorno. Llegamos agobiados a las aulas, a nuestro hogar, y con el agobio traemos la imposibilidad de la escucha atenta. Tenemos que aprender a no trasladar ese agobio, para eso debemos aprender a manejar un vocabulario con palabras que inspiren, palabras que sumen, palabras con alma, palabras capaces de cambiar realidades, capaces de conectarnos, de hacernos vibrar, son aquellas que establecen contacto verdadero.

Una de las palabras más positivas es alegría, que a su vez es el sustrato de lo que queremos como padres, como docentes y como personas. Anhelamos que nuestros hijos sean felices, que nuestros alumnos pasen una jornada agradable aprendiendo, sin embargo, en infinidad de situaciones, sancionamos la alegría. Si un alumno ríe demasiado, lo tildamos de irrespetuoso, de no prestar atención, lo desafiamos a que cuente de qué se ríe para reírnos todos logrando sólo la inhibición y la muerte de la sonrisa. ¿Por qué? A qué tememos tanto? A que la sonrisa tenga tanto poder que nos quite autoridad? ¿Por qué permitimos que un niño, un adolescente o nosotros mismos dejemos de reír?

A medida que crecemos, vamos perdiendo alegría, dejamos de tener magia, de creer que todo es posible y nos sumimos en una rutina vacía de emociones, con más NO que SI en nuestro vocabulario. Ante la duda, nuestra primera respuesta suele ser NO. Le damos muy pocas oportunidades al SI.

La palabra SI tiene el poder de construir puentes, de derribar muros, de abrazar, de contener. La palabra SI es la palabra más poderosa de nuestro vocabulario, es la que nos lleva a la confianza, al hacer, es una palabra edificante que de utilizarla más seguido crearíamos una realidad mejor.

Estoy dentro de un Proyecto Educativo en escuelas secundarias en mi provincia y junto a un grupo maravilloso de personas que se animaron a extender la mano, estamos trabajando el desarrollo de las habilidades socioemocionales para una mejor convivencia dentro de las aulas. Me he topado con muchos docentes y directivos con una enorme necesidad de ser escuchados, lo mismo les pasa a los alumnos. Tan simple y tan complejo como la necesidad de la escucha atenta, de la escucha emotiva, esa que alivia y construye. Creo en todas las propuestas que sumen, que destaquen valores humanos, porque solo desde la empatía lograremos el entendimiento y sin entendimiento no hay comunicación.

EJERCICIOS

Como es mi costumbre por aquí, y mi amor por la escritura emocional es más grande aun, les dejo dos ejercicios para que hagan con las palabras que construyen.

El primero es que anoten en una libretita o en un cuaderno cuántas veces en el día dicen SI y cuántas veces dicen NO. Esto les hará tomar conciencia de cuál es la realidad que están creando a su alrededor.

EL segundo ejercicio es que definan en seis palabras su vida. Si no están conformes, aún pueden cambiarla, si están donde quieren estar, reafirmen y sigan creciendo porque todo se puede.

¡Hasta el martes! Que tengan un excelente fin de semana.

4 respuestas a “¿De qué palabras está construida tu realidad?

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  1. Me recuerdas a Neruda «…Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan.

    Me prosterno ante ellas… Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito… Amo todas las palabras. Las inesperadas… Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen…

    Vocablos amados. Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío… Persigo algunas palabras…»

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