Despellejándome

Relato de venganza

Parece que el cerebro va a estallar. Tu imagen camina por todos los surcos, marcando huellas oscuras, haciéndome sangrar. Nadie deja huellas tan profundas como aquellos pasos de quien te abandona cuando sangras soledad.

Cada ínfimo espacio dentro de mi cabeza está habitado por tu rostro, por tus gestos, por tu olor. No puedo escapar de mí por eso te incrustas tallando cada vena, envenenando cada arteria.

Presa de un estado ilógico, despierto. Encadenada en el mismo estado, me duermo.

No voy a darte de comer, quiero que mueras sintiendo el mismo dolor que germinaste dentro. El placer de ver cómo te conviertes en cadáver es el mismo placer con el que me enamoré. Sensación expectante de barbarie, goce extremo cuando elijes maltratar lo más profundo del ser.

La impresión de tu piel habita debajo de mi piel, por eso estoy despellejándome. Es mayor el alivio, es la mejor sensación.

Amar tanto ¿para qué?

Para abandonarnos a un sentir extraño que enaltece y postra a la vez.

Le haré el amor a mis guerras para que no ardas cada amanecer.

Has extraído la savia más profunda que envenena la miel y enloquezco a cada instante por sentirte a flor de piel.

¡Basta!

Más Intento prescindir de este dolor y más profundo se arraiga.

Quiero verte morir arrodillado encima de mis pies, entre orgías de remordimientos y excesos de lucidez.

Parece que el cerebro va a estallar, pero soporta latente, supurante.

Primero serás tú y ,cuando me asegure que no respiras, seré yo.

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