Atormentada

No sé si es posible coser las heridas en una mente atormentada.

Tengo lapsus de coherencia que pronto corrigen el rumbo hacia cualquier parte.

No sé si llegaré al norte, el sur quedó desamparado.

Haber caminado juntos grabó mi camino con sangre.

No sé si eres recuerdo u olvido.

En mi mente hay demasiado ruido y me pregunto si podrías desconectarla.

He deseado sonreír sin engaños, intentando ser feliz de a ratos.

Los implantes de sonrisas cuestan caros y no tengo un centavo para gastarlo

El manto pesa, demasiado.

Estoy famélica de abrazos

Mis brazos quebrados no te alcanzan. Tampoco pretendo alcanzarlo.

Tengo ganas de llorar, pero estoy demasiado triste para el llanto.

Tengo la voz rota de palabras que estallaron antes de sellar el pacto.

Temo clavarte y dejarte desangrando. La piedad es algo con lo que no he soñado.

El llanto sigue varado tras los muros de hierro que yo misma he levantado.

Mi mente atormentada sangra y quiere confundirte para que aprendas a odiarme.

Necesito volver a mis torturas y descarnar el cuerpo entero.

Tenías razón. Mi tristeza enquistada es tirana y me obliga a permanecer con ellos.

Te busco convertido en letras, las negras son un bálsamo, suspiro en calma.

Actúan como aquellos abrazos que quedaron en el alma.

Llueve tanto adentro mío que tengo el corazón inundado, no quedaron sobrevivientes,

a todos he ahogado.

Por cada día que transito mis pasos son más largos y mi silencio más callado.

Mis manos traducen palabras mudas que hablaran por otros lados

mientras la mirada se apaga esperando algún contacto.

Las encrucijadas emergen como hongos desde mi mente envenenada.

Solo un sonido espero con ansias: el golpe seco de un disparo.

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3 respuestas a “Atormentada

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