Relato y Audiorelato
Tantos acordes improvisados para desarmar el silencio resquebrajaron mi piel y se manchó todo el piano. La sangre corre entre el teclado salpicando escarlata por todo el cuarto. Canté entonando las notas y muchos creyeron que me habia vuelto loca.
Estaba frío, mojado, vacío.
El rio de mis venas no podía dejar de sentirlo, entonces recordé entre nieblas, tu sonrisa y miré la sangre, igual al rojo de tu sangre y de la sangre que aquel piano sangraba en su teclado.
No sé cuánto tiempo me detuve a contemplarlo, solo sé que quería seguir escuchando.
Concluí mi obra.
¿Aplausos? No hubieron.
Volví al taburete y mi único espectador comenzó a aplaudir. Lo miré y me paré.
Me paré y te di las gracias por recordar que la sangre que sangra es la misma sangre con la que mi piano, canta.
Me paré y te abracé y te di las gracias, y sentí, mientras lo hacía, cómo te desvanecías entre mis brazos, volviendo a tomar forma, volviendo a ser un piano.
© Derechos reservados 2020.

Si te gusta escuchar, te dejo por aquí el Audiorelato en la hermosa voz de mi amiga y escritora chilena Natalia Mena y la edición de mi querido amigo y escritor argentino Feliciano Navarro
Llegado al piano que canta, y a sangre que habita en él, aplaudí.
Me gustaMe gusta
toco el piano y esa metamorfosis es inevitable, Gracias.
Me gustaLe gusta a 1 persona