
No sabes lo que habita dentro de mí.
Insistes en abrir la puerta, insistes en iluminar el caos.
Las cicatrices se esconden evitando deformar tu percepción
y entre humos y espejos el desierto se viste de tifón.
Un remolino en mi cabeza eleva los fragmentos dispersos en la tierra.
Las heridas que no cierran recrean una cascada sangrienta
que intentas atravesar en balsa acompañado de una quimera.
Mirar el fondo cristalino de mis ojos es mirar una enmienda.
Un retoque bizarro de un realismo que desea convertirse en mágico.
Hay partes mías imposibles de ocultar y aun así no las encuentras.
Insistes en abrir la puerta, insistes en iluminar mi caos.
Mustio cartel de alerta que decides no escuchar.
Cruzar significa morir
Atravesar significa no salir
Y eliges seguir.
No tengo disfraces para ocultar a mis monstruos.
Te crees rudo, pero te volverán loco.
La escalera sube en una distorsión del tiempo y cuelgan de las paredes todos mis tormentos.
Yo abrazo la locura sentada en un rincón del suelo
y atrapo la luz que enciendes y la incinero en mi infierno.
Es admirable tu sorprendente fuerza expresiva… Hay magia en tu poesía.
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muchas gracias!
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