La impostora

Terror psicológico

La bestia estaba dentro de mí.

Se habia despertado rasgando la carne y estaba hambrienta.
Con movimientos apenas perceptibles masticaba las esquinas de mi memoria, babeando inconscientes, mirando desconfiada, mi perfil ausente.
Caminé lento, muy lento para hacerle creer que ignoraba lo que estaba sucediendo
y me senté de espaldas al espejo.
Una luz amarillenta entraba por la ventana reflejando su sombra en mi pared.
La voracidad con que deglutía mi cerebro despertaba mi instinto, mi sed,
pero el dolor era espeso, me adormecía.
Uno a uno fui perdiendo recuerdos, caminos andados, ensangrentados.
La sombra devolvía una imagen que no quería volver a ver.
Mi cuerpo enfermo de realidad detuvo mis gestos, me tomaba con sus manos
Y me obligaba a enfrentar a todos mis muertos.
La bestia tragaba mis ojos para cegar a la impostora que vive adentro.
Era el único modo de salvarme, de pedir ayuda, de sentir que ya no puedo.
Matar lo que soy porque esta maldita realidad seguirá viviendo.
Transmutar lo que fui como emblema indestructible que me permita seguir muriendo.

2 respuestas a “La impostora

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