Lecciones de vida

Reflexión

Photo by Uzunov Rostislav

Creer en nosotros mismos es tan importante como respirar.

Cuando somos conscientes de todo lo que podemos lograr con fuerza de voluntad, con perseverancia y claridad de ideas, nos volvemos imparables porque es en ese instante de claridad en que vemos oportunidades de cambios, de mejorar, de crecer. Asumir que somos lo únicos responsables de las elecciones que tomamos en nuestras vidas es el primer gran paso hacia un mañana mejor. Tomar acción hoy nos acerca a ese objetivo tan deseado mañana.

Para llegar a tener confianza en nosotros debemos ser conscientes de lo que hemos superado y valorar cada vez que logramos levantarnos.

En mi caso, aprendí a superar obstáculos cuando éstos se interponían, siempre con una mirada positiva y creyendo fehacientemente que se trataba de una lección, de un aprendizaje. No tuve una vida fácil (creo que nadie la tiene) pero jamás me rendí a pesar de atravesar noches tan interminables como abismos.

Superé mis propias marcas y sigo poniéndome objetivos. Aprendí de niños y adolescentes que vivieron experiencias extremas de violencia y me permitieron, amablemente, ser su guía en la parte del camino en que nos cruzamos. Aprendí de personas en situación de encierro lo que verdaderamente era la libertad y también ese mirar la vida desde ángulos tan diversos como cuando la mente queda atrapada en enfermedades tan abstractas como el pensamiento mismo.

Aprendí el valor del día a día cuando acompañé a mi hija, con apenas diez años, a atravesar el cáncer. Enfermedad de la cual salió triunfante y hoy es un canto a la vida. En ese camino tuve la dicha de conocer a otros niños que atravesaban la misma enfermedad pero en instancias mas graves. Muchos de ellos no lo lograron pero me enseñaron cuanto vale una sonrisa a pesar de las dificultades, me enseñaron lo importante de pintar colores en la vida, sin detenerse en aquello que no tenía solución. Esos niños y niñas me regalaron tantas sonrisas que aun tengo el alma repleta. Por esos días me convertí en estructura firme y pude sostener a mi familia y a algunas madres del dolor más grande. Constaté que mis cimientos eran fuertes.

Esa parte del camino no fue fácil de atravesar pero me dejó uno de los mas grandes aprendizajes: creer en lo que somos capaces de soportar y superar cuando el pensamiento, las energías y las ganas miran hacia adelante.

Cada día transmutamos hacia alguien mejor si ponemos en práctica lo que aprendimos, aunque ese aprendizaje haya sido doloroso. Todos tenemos la capacidad para lograrlo si el objetivo adonde queremos llegar está claro.

Muchas personas quedan detenidas en situaciones del pasado, y se instalan como si fuera un paraíso en el que eligen seguir sufriendo por algo que no se puede cambiar. «El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional», dice Claudia Ponte en su libro. Si nos sirve el papel de víctima dentro de éste gran teatro, elegiremos sufrir, angustiarnos, dándole vueltas al pensamiento una y otra vez, envenenando nuestro propio corazón, con algo que no tiene cambio, pero si elegimos ser sabios en la vida, aprenderemos del dolor más profundo para seguir dejando huellas hacia adelante.

Cada uno de nosotros toma su propia decisión. Cada uno de nosotros dibuja su camino de vida en base a esa decisión. Cada uno de nosotros es hacedor indiscutible de su realidad.

Mi ultimo consejo es que no se olviden que la vida es corta como para desperdiciar cada día en lo que ya pasó, lamentarnos de lo que no hicimos y delegar culpas como el mejor modo de evadirnos de nuestra propia elección.

¡Que tengan un buen domingo!

7 respuestas a “Lecciones de vida

Add yours

Deja un comentario

Blog de WordPress.com.

Subir ↑