¿Te gustaría saber qué día vas a morir?

Relato reflexivo

¿Te gustaría saber qué día vas a morir?

Me preguntaron alguna vez y respondí con un rotundo Sí.

¿Estás loca? me dijeron. Puede ser, y me quedé mirando sus ojos que, sin hacer la pregunta, gritaban por una respuesta.

Si supiera el día exacto en que voy a morir perdería menos tiempo.

No me detendría en trivialidades tratando de entender por qué suceden. Solo pasaría de ellas con una sonrisa en los labios.

Le daría a cada cosa, a cada situación, a cada persona una carga emocional justa, para no derrochar sentimientos en el caso que mi vida fuera extensa.

Buscaría el modo real de alcanzar mis sueños, sin excusarme con tontos miedos, sin sentarme a perder tiempo. Dejaría de pensar en que mañana es otro día para comenzar y comenzaría de una vez, sin boicot.

(No saber cuándo vamos a morir hace que perdamos demasiados mañanas)

Si supiera el día real de mi muerte caminaría más senderos, viajaría con menos miedos y dejaría de esperar para ir a buscar, porque el tiempo es finito y el camino demasiado largo.

Sufriría menos por los motivos que hoy me quitan el sueño y me quedaría en vela solo para observar la luna y sus mil caras en tantos cielos atravesados.

Lloraría más. Reiría más. Abrazaría más y dormiría menos.

Me atrevería a superar mi fobia con las serpientes y dejaría de postergarlo. Me seducen, su cuerpo extraño, sin miembros, su modo de desplazarse de manera admirable, rápida, es sigilosa y sabe camuflarse. Es una creación bellísima que aún no me atrevo a tocar. Aun le temo. Sin embargo, dejo para “mañana” superar ese miedo. Si supiera el día exacto de mi muerte ya lo hubiera hecho.

Miraría más a los pájaros en su vuelo, los buscaría cuando hacen sus nidos y ganaría un día aprendiendo de ellos. Disfrutaría verlos cobijarse bajo las hojas de las ramas de los árboles frondosos cuando la lluvia se transforma en tormenta.

Abriría todas las jaulas y tiraría todas las llaves.

Escribiría más, leería más, caminaría más y extirparía la pereza de todos mis sueños.

Si supiera el día de mi muerte seguramente me haría su amiga, le invitaría un café y le preguntaría mil cosas. Seguro que sin temerle sería más extrema mi vida.

Saber el día de mi muerte sería el mejor dato a saber.

Viviría intensamente, me atrevería a saltar abismos, a caminar por la cuerda, a correr por esa línea tan temida.

Navegaría todos los mares, volaría en parapente y helicóptero que es mi sueño y pasaría más de una noche mirando las luces en el cielo de los polos.

Que si me gustaría saber cuándo es el último día de mi vida, por supuesto que sí, ensancharía mi corazón y extendería mis alas para no dejar pasar una sola mañana.