La esclava del Diablo

Dark inspiration

Miro alrededor y un escalofrío me saca del estado inerte.

Ya es hora.

Han pasado un par de años o un par de horas.

El tiempo es relativo

Un ruido añejo me invita al cuarto.

En la cama, está despertando el diablo.

Su cuerpo escamado se alza firme, me intimidan sus ojos.

Sonríe. Luego se dirige al baño.

Me pide que frote su espalda

como si fuera fácil despegar tantas sombras.

—¡Refriega! —Grita mientras las pompas de jabón se llenan de rostros.

Limpio su cuerpo y ensucio el mío.

¿Qué tan lejos queda el vacío?

El peso de las hordas es insoportable

Mis hombros gritan suplicio.

Debo callar.

Callar y jabonar.

Callar y enjuagar.

Callar y matar.

El vaso lleno de miedos espera sobre la mesa.

He despertado al diablo y sé que los cuerpos viven después de ser cortados.

Engulle a sus víctimas en el manjar de los sábados

No quita su mirada de mi piel, sabe que me ha salvado.

Soy la sirviente del diablo, o la serpiente

de un trabajo envenenado.

“Recuerda que estás aquí para ser odiado”, dicen los papeles pegados por todos lados.

Busco un color que resalte en medio de tanto daño

pero ese color falta, aun no se ha creado.

Callo y pego los cuerpos, hay que entregarlos completos y desalmados.

Han habido muchas bajas en los últimos años

el hacedor universal ha realizado el encargo.

¿Qué tan lejos queda el vacío?

Recuerdo esa pregunta revoloteando hace años.

Una sombra me distrae, y confundo el juego con el trabajo:

Arrojé mi cuerpo al abismo, en vez de tirar los dados.

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