EMPEZAR DE NUEVO

Sé que queres empezar de nuevo después de esa experiencia tan dolorosa, que lo único que queres es que ya no duela más, quizás el corazón, el alma, la vida, sé que estás buscando un lugar donde estar tranquilo, tranquila, pero sabes que aún hay que atravesar esa parte difícil del camino para llegar de nuevo a tu momento de paz.

Sé que tu mente es un caos en este instante, tus pensamientos están perdidos, se que crees imposible encontrar una solución, que no ves una respuesta, que hagas lo que hagas, nada va a salir bien.

Sé que queres empezar de nuevo pero esta vez con vos mismo, con vos misma y darte toda la atención y el amor posibles porque has quedado completamente roto por dentro.

También sé que no es fácil caminar cuando estamos rotos, que por momentos la vida se nos cae de a pedazos y lo único que deseamos es huir lejos, desaparecer. Que has perdido tanto que ni siquiera te quedan ganas de creer que es posible mejorar. Salir de la oscuridad.

Como dice Lorena Pronsky:

“Yo comencé a sanar cuando entendí que tenía que aceptar el dolor como parte inevitable de la vida. Me lo puse debajo del brazo y no en los hombros. Llegué hasta el fondo. Lo toqué. Lo olí. Lo viví. Y aprendí que eso que a mí me dolía podía llevarlo conmigo y no dejarme llevar por eso. Nada fue mágico. Nada lo es. Todos los días me preguntan cómo hacer para sanar una herida que pica, que arde y que entorpece el paso. Y siempre pienso Rota se camina igual. Ustedes lo van a hacer mejor que nadie. Compren su propio discurso. Usen las herramientas que tienen adentro. Pidan luz, gente que les alumbre el camino y les haga de faro en medio de la oscuridad, pero no pidan que alguien camine por ustedes. No existe ese alguien”

La vida viene en temporadas. Todo el mundo pasa por transiciones y con esas transiciones atravesamos una transformación. Son cambios inevitables que a menudo nos hacen analizar nuestros valores o reevaluar nuestras prioridades y nos lleva a esta pregunta: ¿Qué debo hacer con mi vida? ¿Debo empezar de nuevo? ¿A dónde voy desde aquí?

Muchas veces la incertidumbre de no saber lo que va a suceder después con lo que decidimos, nos lleva a dar pasos hacia atrás, a dejar de esforzarnos. Dejamos nuestro objetivo por miedo a enfrentar lo que viene después. Y esto es lo peor que podemos hacer, porque si ya no somos felices, si nos damos cuenta que estamos en el camino equivocado, si ya pudimos ver qué parte de nuestra vida estaba tan gastada o rota que todas las cosas buenas se filtraban hacia otro lugar, si tuvimos la valentía de iniciar el cambio, no podemos dejar que el temor nos abrace y nos haga volver sobre nuestros pasos. Todo cambio atemoriza porque estamos iniciando un camino que no conocemos para recuperar nuestro propio bienestar.

Es importante que te tomes tu tiempo, que no hagas nada apresurado. Todo cambio necesita un tiempo de maduración y adaptación. No podes pretender comenzar de cero y que todo transcurra correctamente, en paz y sin que nada en tu entorno se altere. No vas a sentirte cómodo el primer día de tu cambio, todo lo contrario, es el peor dia de tu vida porque todos lo temores llegan a tu mente, a tu corazón y a tu cuerpo. Asi funcionan los cambios. Como un terremoto que nos desestabiliza al extemo para luego devolverte la paz que tanto buscabas. Pero primero tenes que atravesar la sacudida.

Estas iniciando una nueva etapa de tu vida, y lo estas haciendo con toda la incertidumbre y las dificultades que ello implica. Por eso es necesario que no atravieses solo este proceso. Tenes que conversar con alguien de tu confianza, comunicar cómo estas sintiéndote te va a ayudar a ser más consciente de lo que estás pasando. Tenes que desahogarte, no tragues tus emociones en este momento tan difícil, soltarlas es lo más sano, no reprimas nada, exprésate siempre, y confía en vos. Solo vos tenes el derecho de dirigir tu vida, de escoger el camino que queres tomar para alcanzar tu felicidad. Solo vos sabes qué es aquello que te hace feliz, lo que sentís en tu interior, por eso siempre tenes que confiar en vos. Y no importa si te volves a equivocar en el futuro, no importa si cometes muchos errores. Lo único que importa es que nunca pierdas la confianza en vos mismo.

Pero no dudes en pedir ayuda cada vez que lo necesites. Si sentís que la tristeza, el miedo o la ansiedad son demasiado grandes, busca ayuda profesional. Te puedo asegurar, por experiencia propia, que no hay nada mejor que atravesar estos cambios desde cero acompañados por una persona que realmente sepa dirigir el timón de esas emociones que presionan y nos ahogan hasta que encontramos la luz que no guíe en el camino de nuevo. Y accede también un acompañamiento espiritual, porque es tu espíritu el que se está expandiendo.

Recordá: que cada persona tiene sus propios tiempos y formas de superar una experiencia dolorosa. No te compares ni te presiones para avanzar más rápido de lo que te sentís capaz. Camina a tu propio ritmo y te aseguro que vas a alcanzar aquello que estas buscando.