Encuentro en el café literario «A la Sombra de la Rosa»

Siempre es un placer compartir experiencias donde las emociones se liberan y se expanden hacia límites inexplicables. El sábado 03 de septiembre A la Sombra de la Rosa, experimentamos sensaciones que nos hacen sentir más humanos. Algunos nos conocíamos, otros nos encontramos allí, pero todos teníamos algo en común: la necesidad de comprendernos mejor. La cita estuvo convocada por la gran variedad que tenemos para «no entendernos» entre lo que pensamos, lo que decimos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que escuchamos, lo que queremos escuchar, lo que entendemos y lo que creemos entender. Y la lista sigue cuando las partes involucradas creen tener la razón y quieren imponer su pensamiento o su sentido de la lógica.

Todo este entendimiento tiene su base en el modo en que cada uno percibe la vida, las emociones, las distintas realidades y todo viene conformándose desde el vientre en que fuimos gestados. Cuando comprendemos esto y desarrollamos la escucha atenta, se pueden limar las diferencias, podemos sentarnos a conversar pacíficamente y llegar a un acuerdo. Pero para ello, primero debemos comprender y aceptar de dónde venimos, identificar las emociones involucradas, percibir el entorno adecuadamente, escuchar lo que el otro tiene para decir con toda la atención puesta en ello, sin el celular en una mano, tentándome a mirar cada vez que entra una notificación, sin elevar el volumen del televisor, y dejando toda actividad de forma momentánea para poder «escuchar atentamente». Si diferimos de esa opinión, antes de abrir la boca y «ladrar», respiramos profundo, recordamos que somos humanos y tenemos el poder de la palabra, y exponer nuestro modo de ver la situación buscando en nuestra mente el vocabulario adecuado, sin naturalizar insultos ni ademanes que menosprecie a quien tenemos enfrente, con respeto y claridad, sin elevar la voz y sin marcharnos porque lo que estamos escuchando no es de nuestro agrado.

Lo sé: es mucho para tener en cuenta en una discusión, pero cuando tomamos consciencia de cuánto afecta en el otro nuestra respuesta, somos responsables de la emocionalidad provocada por nuestras palabras.

No percibimos el mismo entorno, no sentimos las mismas cosas frente a una misma situación más allá de haber compartido el mismo instante, la misma situación e incluso el mismo vientre.

Gracias a todos y todas las que estuvieron presentes el sábado. Para mí fue inolvidable.

Gracias, como siempre, a Marita Martínez y a Diego Tejerina por la infinita calidez que nos brindaron al abrirnos las puertas del café.

Siempre me llevo un abrazo en el alma tras estos encuentros.

GRACIAS.

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3 comentarios sobre “Encuentro en el café literario «A la Sombra de la Rosa»

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