
Te miro y la vida cae adentro mío y queda sostenida en el recuerdo de un abrazo.
Por momentos, es lo único que abrigan mis manos.
Intento respirar pero aun me asfixio.
Los abrazos apretados nos llenan de suspiros.
Recuerdo la frase de Bukowski:
«Dentro de un abrazo puedes hacer de todo: Sonreír y llorar, renacer y morir. O quedarte quieto y temblar adentro, como si fuera el último»
y solo accedo a ese recuerdo, a ese abrazo inolvidable.
Tantas cosas pasaron dentro de aquel abrazo…
Allí conocí la calma y la tormenta.
El valle y el desierto.
La nada y este todo que me arroja al abismo.
El ritmo acompasado de tu respiración
que se mezclaba con la música de tu inalterable corazón.
Te miro y la vida cae adentro mío.
Y es que quedó tanta vida en aquel abrazo
que hoy me niego abrazar a la muerte.
Los abrazos dicen más que las palabras e incluso algunos son inolvidables.
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