Todo inicio genera expectativas y esas expectativas traen consigo una carga de ansiedades que a veces nos resultan difíciles de manejar. Creamos en nuestra mente un camino que deseamos seguir y pasados los meses nos sentimos frustrados porque no logramos cumplir ni siquiera con la mitad de los objetivos propuestos. Esto nos pasa porque dibujamos un mapa demasiado extenso y nos perdemos en él antes de dar los primeros pasos.

En mi taller suelo indicar a mis alumnos que plantearnos metas cortas, cortísimas, pero realizables, nos va permitiendo abrir el camino de a poco. A veces iniciar el cambio con una llamada telefónica, un ofrecimiento de nuestro trabajo o simplemente responder aquel mensaje que dejamos en visto hace tiempo, pueden ser las llaves que nos abran las puertas del cambio. Entonces pensemos: Si es tan simple, ¿por que no lo hacemos? Por temor a dar el primer paso. Por temor al cambio. Porque algo dentro nuestro sabe que ese primer paso es el inicio de una nueva vida y una nueva vida implica que toda la anterior puede tambalear.
O no. Simplemente es lo que creemos que podría suceder. Muchas veces es tan grande el miedo a decir aquello que sentimos que cuando lo hacemos y vemos que la respuesta no era la que esperábamos, sino una mucho mas sencilla, nos relajamos, suspiramos al sentir que nos quitamos un enorme peso de encima.
Entonces: ¿Qué es lo que debemos hacer para manejar esos miedos que obstruyen nuestro andar?
Escribirlos. Tan sencillo y complejo como eso. Escribir con detalles lo que mentalmente nos impide dar el primer paso. En mi taller, uno de los ejercicios para ayudarlos a dar un primer paso es completar la siguiente oración:
«Temo salir de mi zona de confort porque …………………………».
El 90% de los alumnos la completa con: «…..tengo miedo a equivocarme» ó «temo que las cosas no salgan como quisiera».
Si nunca intentamos nunca sabremos si nuestra salida era la correcta, tendremos siempre la duda de si hubiera funcionado o no. Creo que es mejor equivocarnos y seguir buscando a nunca intentarlo. La vida se trata de aprender y sin errores no hay aprendizaje.
El hubiera no existe dijo alguien alguna vez.
Entonces no proyectemos nuestro camino sobre sombras, enfrentemos los miedos y sepamos que en el preciso instante en que decidamos dar el primer paso, seremos mas fuertes que los miedos y éstos comenzaran a achicarse dejandonos ver con mayor claridad el sendero.
Aqui les dejo dos ejercicios para que puedan empatizar con esa parte de ustedes mismos que los atemoriza y no les permite tener la libertad de avanzar.
Ejercicio N°1
Van a escribir una lista con todos los temores que se les presentan al momento de querer dar un paso adelante en el cumplimiento de sus metas. Luego, al lado de cada uno, escribirán la respuesta a la siguiente pregunta ¿Cómo crees que sería tu camino si ese miedo no existiera?
Ejercicio N°2
Van a relatar en tiempo presente cómo es la vida que cada uno de ustedes desea, sin pensar en los miedos o en las imposibilidades. Como si fuera un cuento donde son protagonistas y el final siempre es positivo.
Luego de tenerlo completo lo van a leer una vez por semana en voz alta.
Este ejercicio ayuda a que de forma inconsciente, vayamos tocando las puertas necesarias para abrir el camino en el que realmente queremos estar.
No olvides que somos los creadores de nuestra realidad, es por eso que debes tener cuidado lo que piensas y cómo lo piensas. Plasmar en un papel ejercicios que van ayudándote a ser mas amable con tu propio ser, te ayudarán a valorarte y verte del modo en que aun no lo estás haciendo.
Si deseas información sobre los Talleres de Escritura Terapéutica que dicto, no dudes en contactarme por mail veccapreetz@gmail.com.
Se recorre un largo tramo del camino cuando ponemos esto en práctica 😀 . ¡Muchas gracias Vecca!
Me gustaMe gusta
es bueno saber que lo pones en práctica. Gracias por comentar!
Me gustaMe gusta